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(Re)Encuentro con el silencio III

 

Hoy viene el tercer día de nuestro #viaje hacia y a través del #silencio.

Yo veo dos estrategias distintas en este viaje que por supuesto se pueden combinar: bien estamos con la energía masculina a tope y vamos a su encuentro con curiosidad, con espírutu explorador; o bien estamos algo aprensivos y podemos simplemente inspirarlo, dejarlo entrar en nuestro organismo, recibirlo (que no es poco) y dejarnos acariciar...
Sea la estrategia que elijamos, el asunto es estar en contacto con el silencio, con nuestro silencio.
Callémonos un momento a ver qué pasa, qué nos pasa...

Lo más obvio, o al menos a mí me lo parece, es que cuando estamos callad@s, nos facilita oír ruidos a los que nunca prestamos atención y nuestro interés se vuelca hacia estos ruidos. Y uno de ellos es el susurro de nuestra respiración. Somos seres vivos, y como tal, la respiración es la condición sine qua non de nuestra existencia. Mucha gente incluso llega a oír los latidos de su corazón. Papam...papam...papam..

Parece que tomar contacto con el silencio, ponernos a su disposición, adoptar una actitud de disponibilidades hacia él nos permite conectarnos con el soplo de vida que brota, late y corre por las venas de nuestro ser.
Y si damos un paso más y le ponemos conciencia a esta conexión vital, podemos darnos cuenta de que eso nos permite habitar el presente, investir el instante y entonces podemos dejar que “irrumpa el momento en toda su densidad” (#LluisAmiguet) y que nos penetre. Cada instante es irrepetible. De esta forma pasamos “de ser mero okupa del espacio y el tiempo a integrarse en ellos” (Idem).
En definitiva, entregarse al silencio es habitarse en cuerpo y alma,
Es habitar la vida, nuestra vida.

El #silencio es #presencia.

A modo de despedida, dejo un video del performance del pianista #WilliamMarx interpretando la obra de John Cage 4'33